La reanimación cardiopulmonar se realiza con el objetivo de
mantener con vida al paciente hasta que lleguen los médicos que ha quedado inconsciente, sin respiración y
sin pulso.
Antes de iniciar el proceso de reanimación, hay que
comprobar el estado de la víctima por lo que hay que colocarlo boca arriba e inclinarle hacia atrás la cabeza para abrir las vías respiratorias. Debemos asegurarnos de que tiene respiración, pulso y que no hay cuerpos en la boca.
A continuación se iniciará la respiración boca a boca,
insuflando aire a los pulmones para recuperar la circulación sanguínea. Quien realice este movimiento debe situarse en ángulo recto
junto a la víctima, colocarle la mano por debajo de la nuca o en la barbilla,
tapar las fosas nasales, poner la boca sobre la de la víctima y exhalar aire.
El siguiente paso es recuperar la circulación sanguínea
mediante el mensaje cardíaco. Este masaje consiste en comprimir el corazón entre
el esternón y la columna para que expulse la sangre que contiene. El talón de
la mano con mas fuerza debe colocarse en la base del esternón y la otra encima
con los dedos entrelazados. Es un movimiento de fuerza y precisión que se
realiza con el fin de bajar el pecho.
El ritmo óptimo es de 12 o 15 insuflaciones y 60
compresiones cardiacas por minuto que
pueden ser distribuidas en 1 insuflación, 5 compresiones cardiacas. Es recomendable que este movimiento dure hasta que llegue la
asistencia médica, aunque la victima no
responde.
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